Nuevas oportunidades
Surf. Un deporte que pensé que nunca llegaría a practicar. Mi pánico hacia las olas y el poder de mi imaginación sobre lo que hay o no hay en el fondo del agua son motivos más que suficientes para que nunca me planteara semejante idea. Hace ya siete años, no teniendo ni voz ni voto en la decisión, me vi obligada a asistir a un cursillo de surf dado que mi padre decidió que era hora de que probara un nuevo deporte y que diese una oportunidad a cosas que aún no había probado. Mi primer día de surf estuvo acompañado por un terrible dolor de tripa, de cabeza y digamos que, de todo el cuerpo que representaban mi insufrible nerviosismo. Además, haber visto semanas atrás una película sobre un tiburón que atacaba a una surfista no ayudaba en nada a mejorar la situación y minorar mis nervios. Nunca pensé que lo diría pero, desde aquel mes de junio espero con ansias a que llegue el verano para coger la tabla e ir a la playa. Que el surf me comenzara a apasionar fue en gran medida gracias a d