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Hoy en día la tecnología forma parte de casi todo lo hecho. Desde nuestro levantamiento hasta la hora de ir a dormir, estamos rodeados de dispositivos electrónicos. El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nuestra mano: lo vemos para , informarnos, entretenernos y trabajar.

Las redes sociales han cambiado la forma de relacionamos. Ya no es necesario estar en el mismo sitio para compartir experiencias o conversar; basta con un mensaje o videollamada. Esto tiene ventajas, como mantener el contacto con personas lejanas, pero también desventajas, como la dependencia y en interacciones.

En el ámbito escolar, la tecnología ha abierto opciones enormes. Hoy se es posible aprender casi todas las cosas en línea, desde matemáticas hasta historia. Sin embargo, también plantea el riesgo en los niños para distraerse más fácilmente o confíen demasiado en la información rápida sin verificarla.

En el trabajo, la tecnología ha permitido el teletrabajo y la globalización. Bastantes tareas se realizan ahora más rápido y con menos trabajo. Pero al mismo tiempo aparece el temor de las máquinas cambiando ciertos empleos.

En definitiva, la tecnología mejora la vida de forma impresionante, pero también exige responsabilidad. Lo importante no es solo tener acceso a ella, sino saber emplearla sabiendo en todo momento responsable , para sacar provecho a crecer en vez de limitarnos.