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El pádel es parte de mi vida. Diez años practicándolo y todavía tengo en mente la primera vez donde cogí mi primera pala. Demasiados momentos y risas se me vienen a la cabeza, con el objetivo de competir para ser mejor.

 Hoy en día está creciendo demasiado, algo alegre. El pasado finde semana, se celebró el torneo de Premier Padel (torneo profesional) en París, en las pistas de Roland Garros. El dinero en premios ha crecido con creces; varias empresas potentes han apostado por este deporte. Esto, y la incorporación de los países asiáticos al pádel, ha provocado cosas; el nivel ha ascendido notablemente.

Tengo el privilegio de ver como ha crecido este deporte, y cómo cada vez se practica más. No obstante, es difícil dedicarse a esto, demasiado sacrificio tiene. No es tarde para rendirse, y si no llego, mantendré practicándolo para al menos ser de los mejores de mi territorio. He sido campeón de Granada en benjamín, alevín e infantil. En Andalucía siempre he competido por el top 10 del ranking. Hoy en día compito en los torneos con gente mayor de dieciocho en la primera categoría del País Vasco ( a veces la 2a). 

Por otro lado, está mi hermana; ella no me va a hacer trabajar. Ella ha sido campeona de España en dos ocasiones, yendo a la selección española. El objetivo es claro; competir en las olimpiadas. Para ello es consciente del trabajo implicado, pero tiene el talento de sobra como para hacerlo. También, el pádel debe hacerse olímpico; pasará para las olimpiadas de 2032. Mi hermana es consciente de la importancia del colegio, por eso no dejará de ir. Demasiada gente de la edad ya ha dejado de ir y se dedica al pádel, viajando constantemente por el planeta para mejorar y competir en grandes torneos.

Ojalá se convierta en realidad el deseo, la forma de lograrlo no es otra; trabajando todos los días. Dadle varios años y la veréis en la prensa. Recordad el aviso que os estoy dando. Esta es la especial conexión de mi familia con el pádel. Mi padre nos enseñó hace tiempo y estamos todavía. No dejaré de practicarlo en mi vida. Espero tener veinte líneas, ya no tengo ideas.