Blog 3 Markel sin la vocal (E)

 Lipograma sin la vocal (e)

Soy un chaval normal, fan absoluto por un club único y famoso: Los rojiblancos. Lo sigo por tradición, mi aita lo admira y mi familia lo acompaña con mucha ilusión. Para mí no hay otro club y conjunto igual, su forma y su garra son algo único, simboliza una pasión distinta. Campo rojiblanco, no son sólo ladrillos, asfalto y gramilla, sino un lugar mágico, un hogar común para muchos aficionados. Al mirar un partido ahí, los cánticos son un sin parar, no paran nunca, ni un solo minuto, la afición no calla, solo canta y cada gol provoca un rugido y una unión brutal. No importa cuál rival haya, la garra y ganas con la cual luchan los chicos rojiblancos nunca falta.

Admiro mucho, cómo, sin importar lo duro y marcador, luchan con ganas, sin bajar los brazos. Lo más simbólico y curioso para la población no son los triunfos, sino la forma distinta con la cual afronta su tradición. Los rojiblancos no fichan figuras famosas, sólo confía con su tradición local, formar una familia con chicos y chicas vascos, algo distinto y original. ¿Cuántos clubs harían algo así? No muchos, y por tal razón su historia no va a cambiar nunca.

Cuando hay un partido un sabado o domingo normal, contra un club histórico llamado Barca, la animación, un show total. Allí todo fan participa, no importan los años, todos cantan con mucho orgullo y pasión. Muchos días con partidos así, hay líos con los dos clubs por la rivalidad histórica. Los dos van a por la victoria.

La afición, la pasión y la unión son cosas la cual no hay otra forma para contar. Yo, con mi aita, voy con bufanda rojiblanca, cantando sin parar, notando un orgullo brutal. Lo primordial, ir con los amigos horas atrás para animar y cantar para animar a los rojiblancos. Pocas cosas igualan la pasión al mirar a tu club ganar, y aun así si no lo logra, la ilusión jamás falta. Los rojiblancos no son sólo chicos jugando a un balón, son tradición, son unión, son alma. Y yo, como fan, no cambiaría jamás mi club por ningún otro.