Se acaba el cole

No falta nada para que termine el curso. Últimas clases y se acabó el colegio para siempre. Da mucha impresión y también vértigo. Tengo 17 años y, durante los últimos 15, cada vez que acababa un curso sabías que en septiembre nos íbamos a volver a encontrar todos en el cole. Pero esta vez es diferente, después del verano no volveremos a juntarnos en clase nunca más. Muy fuerte. 

La sensación es de una mezcla de pena, nostalgia y a la vez ilusión por lo que viene. Es como si se acabara una etapa de la vida y empezara otra nueva, diferente. 

De la que se acaba me quedo sobre todo con la gente, algunos son mis amigos desde cuando aún llevábamos pañal y no sabíamos hablar. Hemos vivido mucho juntos, muchas experiencias, muchas fiestas de Calasanz, muchas risas que no creo que olvide nunca. Campamentos, convivencias, viajes, partidos. Pero yo creo que todo esto, por mucho que me dé pena, habrá algún momento que vaya desapareciendo de mis recuerdos. Eso sí, lo que no puedo permitir que desaparezca son recuerdos como cuando un compañero inundó la clase, cuando metimos a otro compañero en un armario, cuando teníamos 8 años y se incendió el colegio, o incluso todas esas veces que los profesores nos han echado de clase por ataques de risa. Esto sí que son los pequeños recuerdos que hacen que no quiera que esta etapa termine.

Aunque también es cierto que ha habido momentos difíciles, de enfados, de nervios, de mucho esfuerzo a veces con poca recompensa, algún profesor para olvidar...

No tengo muchos recuerdos de infantil, pero sí que recuerdo primaria como una etapa muy divertida y bonita. Lo mismo puedo decir de la ESO, aunque ya las cosas y la gente fuimos creciendo y cambiando. Pero en conjunto han sido unos años geniales, rebeldes e intensos. Que ahora pienso que se han pasado súper rápido.

Dicen que nadie se olvida de su vida escolar, pues yo me llevo un gran recuerdo y espero conservar a los amigos para siempre, aunque en septiembre no volvamos a juntarnos en clase.