Eskolapios.

 Llevo 15 años estudiando en Escolapios y he de decir que tiene sus pros y sus contras. Pero como todo supongo… desde pequeño me lo he pasado muy bien tanto en clase como en las actividades extraescolares que ofrece el cole como: skout, deporte, excursiones… y eso es un gran punto a favor. La dedicación y la importancia que se le da a los niños y niñas pequeñas me parece que es algo que ya podrían copiar otros colegios. Además, los irakasles y andereños de esos años en Lehen Hezkuntza, me parece que tenían muy claros los objetivos que tiene el colegio en esa etapa y en un futuro. Algo que comienza a flojear más a medida que avanzas de cursos.

Más adelante, en secundaria, son los años que yo más recordaré con diferencia. El simple hecho de liarla y que no hubiera castigos tampoco muy severos hacía que las clases se hicieran mucho más divertidas y entretenidas. Siempre tratando con respeto al profesorado, en nuestra clase de C durante DBH, liamos unas buenas tracas las cuales llevaré conmigo siempre y les contaré a mis hijas una vez hayan acabado dicho ciclo. Pues creo que liarla un poco de vez en cuando o un par de años no es algo que esté mal. De hecho ayuda muchas veces a desfogar y coger la siguiente hora con más tranquilidad.

 De esta etapa, los tres años que más me gustaron fueron segundo, tercero (con diferencia) y cuarto. Fueron años en los que no era necesario hacer mucho para poder sacar buena nota y donde la actitud no importaba tanto como ahora (en casos excepcionales hasta un 20%). Lo cual hacía que fueran años muy llevaderos y llenos de recuerdos inolvidables.

Y básicamente, estos son los recuerdos que me llevaría de toda mi etapa en Escolapios. Los años donde más rebelde fui pero mejor me lo pasé.


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