blog XIX

Hace tres años, al empezar bachiller me tocó cambiarme de colegio. Todos mis amigos de Ikasbide se habían ido juntos a otro colegio diferente. Ainhize y yo, junto con otra compañera, fuimos las únicas que veníamos a Escolapios. La noche anterior a empezar de nuevo el curso no pude pegar ojo de lo nerviosa que estaba. Entrar a un colegio nuevo en el que no conocía ni a un solo profesor y solo conocía a tres personas en todo el centro me daba pánico. Al final el colegio no resultó tan horrible como me había imaginado y conseguí hacerme un hueco en un grupo. Recuerdo poco de mi primer año de bachiller, pero a menudo recuerdo a un par de compañeras que en la clase de Imanol se dedicaban a dar espectáculos. La verdad que éramos un cuadro de clase. 

Después de pasarme todo el año sin venir a clase, evidentemente terminé repitiendo. Me planteé todas las opciones. Finalmente opté por quedarme en Escolapios porque era el único colegio que daba latín y las asignaturas en castellano. Se me caía la cara de vergüenza al pensar que después de toda la guerra que había dado iba a volver al mismo sitio, con mis compañeros y amigos del año anterior un curso por delante. No me podía imaginar una situación peor a la que estaba.

Cuando me dijeron que me tocaba repetir curso se me vino el mundo abajo. Resultó ser lo mejor que me había podido pasar. Creo que esta etapa de mi vida no hubiera sido ni la mitad de buena si el año pasado no me hubiera tocado sentarme con quienes me tocó y me ha tocado. Hace unos años me reía cuando me decían que esta iba  a ser la mejor etapa y que estos años pasan volando. Ahora no se que es peor: si acabar bachiller o que eso signifique no seguir viendo todos los días a la gente que quiero. Como buena llorica que soy, me he pasado más de la mitad del tiempo llorando por no entrar en la carrera, pero aun así volvería a repetir estos años sin duda. 

Me apena tremendamente saber que solamente he estado dos años con este curso. A pesar de no conocer mucho a la mayoría de la gente, puedo decir que la poca gente a la que he podido conocer se lleva un gran parte de mi. Me duele un poco saber que no me voy a sentar más con algunas personas.