Reseña
Dar una valoración de atención al cliente puede parecer algo simple, pero a veces se vuelve una decisión difícil. ¿Qué pasa si te han tratado mal, pero sabes que esa valoración puede afectar el trabajo de alguien? Es una situación que genera muchas dudas. A todos nos gusta que nos traten bien, con respeto y amabilidad. Cuando eso no ocurre, lo normal sería dar una mala puntuación. Pero cuando sabes que detrás hay una persona que podría perder su empleo, la cosa cambia.
Una vez me pasó algo así. Fui a una tienda y la persona que me atendió fue grosera, no me ayudó en nada y además me hizo esperar mucho sin motivo. Al salir, me llegó un mensaje para valorar la atención. Tenía claro que el trato había sido malo, pero también sabía que una mala calificación podía tener consecuencias para esa persona.
Pensé en muchas cosas. Quizás tenía un mal día. Tal vez estaba cansada o tenía problemas personales. Todos somos humanos, y no siempre estamos en nuestro mejor momento. No justifico su actitud, pero trato de entenderla.
Al final, decidí no ser tan duro. No mentí, pero tampoco exageré. Marqué que la atención pudo ser mejor, y dejé un comentario explicando lo que pasó. No puse una estrella, pero tampoco cinco. Elegí un punto medio. Así expresé mi descontento sin ser injusto.
Creo que es importante ser honestos, pero también empáticos. Si todos juzgamos sin pensar, podríamos hacer daño sin querer. A veces, una crítica constructiva ayuda más que una queja agresiva.
Dar una valoración no debería ser un castigo, sino una forma de mejorar. Por eso, la próxima vez que me toque opinar, recordaré que detrás del uniforme hay una persona, no solo un servicio.
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