Blog XVIII

 Hace unos meses, me mudé a un edificio a las afueras de la ciudad junto con mi esposa. En aquel rellano, solo había una puerta más, en la que vivía una señora anciana que estaba viuda. Mi vecina era una persona de gran corazón, siempre me ayudaba con los problemas que tenía con ciertas cosas de la adaptación a mi nueva vivienda. Con el paso del tiempo, tanto mi pareja como yo nos hicimos muy cercanos a esta anciana, llegando al punto de que cada viernes nos juntábamos en su casa para comer todos juntos.

Un par de meses más tarde, mientras volvía del trabajo, la vi entrando en el ascensor, con una bolsa de cuero bastante grande y pesada. Por suerte, la vecina puso la mano en la puerta del ascensor para que me diera tiempo a entrar. Mientras subíamos, de un momento para otro se desplomó en el suelo. Yo me temí lo peor, de hecho, diría que es uno de los sucesos más traumatizantes de mi vida.

Lo primero que hice fue llamar a emergencias, me dijeron que llegarían en 10 minutos. Mientras, cogí las cosas que se habían caído de la bolsa que la anciana traía consigo. Decidí llevarlas a mi casa. Cuando los paramédicos llegaron, me dieron la noticia de que la vecina falleció por causas naturales. Esa noticia me rompió aunque, supe aceptar que la vida es así.

Unos días después, abrí la bolsa de cuero y, me encontré un sobre que decía que cuando ella no estuviera en este mundo, todo su dinero estaría en las arcas del partido político VOX, el más polémico. La decisión estaba en mis manos. Mi decisión fue cumplir con la voluntad de la anciana porque si yo hubiera estado en la situación de la anciana me habría gustado que cumplieran con mis últimos deseos antes de morir.