Blog XVIII
Hace poco me mudé a un edificio tranquilo. En el rellano solo había otra puerta. En esta vivía Carmen, una señora ya muy mayor. Era muy maja, y con el tiempo fui teniendo más relación con ella. A veces, incluso nos ayudaba con la mudanza.
Un día, mientras volvía del trabajo, la vi con una gran bolsa de cuero dirigiéndose al ascensor. Yo también me dirigía hacia allí, así que subimos juntos. Comenzamos a hablar sobre lo mal que había estado el tiempo aquella semana. Todo iba bien hasta que, al llegar al tercer piso, Carmen comenzó a marearse. Rápidamente la ayudé a tumbarse y llamé a una ambulancia.
Cuando llegaron los paramédicos, dijeron que Carmen ya no respiraba. Me puse triste, ya que,para mí ella era alguien especial, una señora que alegraba mis días y de la que siempre aprendía algo nuevo. Mientras lloraba en el ascensor, recordé la bolsa de cuero que tanto me había llamado la atención.
Decidí cogerla y llevarla a mi casa. La dejé sobre una mesa y, con todo lo ocurrido, pasaron algunos días hasta que me acordé de ella. Al abrirla, descubrí una gran cantidad de dinero y una nota en la que decía que debía ser entregado a VOX, el partido político.
En ese momento, recordé que Carmen no tenía hijos ni otros familiares a los que pudiera haberle confiado esa bolsa. Tras pensarlo un poco, llamé a la policía. Me dijeron que debía llevarles la bolsa a la comisaría, y eso fue lo que hice, ya que creo que es lo correcto.
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