Blog XVII
Querida madre,
Cuando leas estas palabras, ya no estaré en este mundo. Se me parte el alma al pensar que moriré lejos de ti. Tendrías que estar más que orgullosa de la labor que has hecho como madre, criar a dos hijos en un mundo tan hostil y entre tanto conflicto ha tenido que ser costoso. A pesar de todo y a pesar de lo destruido que está el mundo, has conseguido que dos personas se conviertan en grandes personas, con valores, que luchan por la paz y la igualdad en este cruel mundo, muero con la cabeza bien alta sabiendo que poca gente queda así.
Una vez más, agradecerte como soy. A una madre solo se le pueden dar las gracias. No podía tampoco morir y no dedicarle unas palabras a mi padre: gracias por hacerme tan dura y por ser tu hija. Un último beso también a Jorge, aitite y amama.
No quiero que veas mi muerte como algo triste, por favor. Llevo toda la vida anhelando una España que solo existe en las utopías. Mi partida solo puede significar mi paz. En la guerra civil he podido ver la peor parte del ser humano, cosas que no me permiten cerrar los ojos sin que todo se convierta en un infierno, es por eso que la muerte es lo mejor que me ha podido pasar. A pesar de que el ser humano es resiliente por naturaleza, no hay persona que pueda vivir felizmente tras experimentar algo así.
De pequeña lo que más quería en el mundo era ser como tú. Ahora me voy en paz sabiendo que quizá tenga la más mínima parte de ti.
No dejéis que el pueblo olvide quien es el verdadero enemigo, te quiere,
Tu hija.
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