Blog XVI

Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido que lidiar con alguna persona borde o desagradable. Algunas de estas personas pueden encontrarse en cualquier tipo de trabajo. Pero, ¿qué sucede cuando esta persona trabaja cara al público en atención al cliente?

Por un lado hay que tener en cuenta que al fin y al cabo todos somos personas, y que tenemos por lo tanto nuestros más y nuestros menos. Normalmente, cuando la experiencia con una persona no ha sido buena, normalmente no le doy importancia, ya que probablemente lo que haga ser a esa persona conmigo así es algo completamente ajeno a mi. Simplemente no me lo tomo personal.  

Sin embargo, en sectores como la salud, funerarias o cualquier servicio que atiende a personas en momentos vulnerables, la atención al cliente no solo es importante, sino esencial. En estos casos, la empatía y el buen trato no solo es un extra sino una necesidad, ya que los clientes pueden estar atravesando momentos difíciles. En otras circunstancias no estoy 100% segura, pero en estas áreas las empresas deberían elegir cautelosamente el personal para que en su mayoría no sea necesaria una queja.

Por lo tanto, yo creo que esto depende la situación, además de la gravedad de ese trato recibido. Aun así sabiendo que mi valoración le podría costar su trabajo a una persona no se si lo haría. Quizá se podría presentar una queja informal, quizá de esta manera no tenga muchas represalias y solo alguna regañina. 

En cualquier caso, creo que es importante encontrar un punto medio entre una queja justa y no perjudicar innecesariamente a alguien. Después de todo, el objetivo de una crítica no solo debería ser castigar y despedir, sino mejorar el servicio. Por que si le despides, la próxima persona que ocupe el puesto puede cometer el mismo error, en cambio la persona que has echado no lo haría probablemente por que ya sabe que ha hecho mal. 

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