Blog XVI (3/6)

Hace poco me encontré en una situación bastante incómoda que me hizo reflexionar mucho. Estaba en mi restaurante favorito, un lugar al que suelo ir con frecuencia y donde siempre me han tratado bastante bien. Sin embargo, en esta ocasión, el trato fue totalmente diferente. Me hablaron de manera no muy adecuada, parecía que no tenían ni ganas de ayudarme, y todo lo que pedía parecía molestarles. Cuando salí de ahí, me quedé con la sensación de que simplemente no les importaba como me habían tratado.

Mi primera reacción, como es lógico, fue pensar: “Voy a dejar una reseña negativa, esto no se puede dejar pasar, alguien tiene que saber cómo me han tratado”. Es lo primero que se me vino a la mente, porque siento que las valoraciones y reseñas en internet tienen un impacto importante. Pero justo antes de escribirla, algo me hizo detenerme. Descubrí que esa reseña no solo afectaba al restaurante o al servicio en general, sino que podría tener consecuencias directas sobre el trabajo de la persona que me atendió. Y en ese momento, todo se volvió más complicado.

Empecé a pensar en las implicaciones de dejar una reseña negativa, especialmente sabiendo que esa persona podría estar pasando por un mal día, una mala racha o quizás tener problemas personales que no conocía. Entonces, ya no era solo una reseña más sobre un mal servicio, sino algo que podía influir directamente en su vida y en su puesto de trabajo. Fue un momento en el que tuve que ponerme en el lugar del otro.

No voy a mentir: me costó tomar una decisión. Porque, sí, me trataron mal, y me sentí mal por ello. Pero también soy consciente de que todos tenemos días complicados, días en los que no damos lo mejor de nosotros mismos, donde las circunstancias nos juegan una mala pasada y acabamos siendo más cortantes de lo que nos gustaría. Así que me planteé: ¿si estuviera del otro lado, me gustaría que me dieran una segunda oportunidad? ¿Me gustaría que alguien pensara que esa actitud no es algo habitual? La respuesta fue que sí.

Al final, tomé la decisión de no escribir la reseña. Pensé en todas las otras veces en las que me habían tratado estupendamente y concluí que no sería justo escribir una reseña negativa por un mal momento puntual.


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