Blog III
En muchas ocasiones cuando no estamos satisfechos con el servicio de un trabajador, reaccionamos poniéndole una mala valoración, incluso poniéndole a parir en un comentario. Es cierto que, si lo hacemos es porque lo consideramos necesario y porque creemos que su manera de atendernos no ha sido la más correcta. Sin embargo, en alguna ocasión me he parado a pensar en ¿cómo le puede afectar una valoración negativa a un trabajador respecto a su puesto de trabajo?
Hoy en día las empresas, tiendas, restaurantes etc, tienen muy en cuenta las valoraciones de sus clientes respecto a sus trabajadores. Con esto me refiero a que en caso de poner una buena valoración a una dependienta, por ejemplo, su jefe la tendrá muy en cuenta positivamente. Sin embargo, si sucede todo lo contrario el trabajador podría encontrarse en una situación un poco más compleja, hasta el punto de poder llegar a perder su puesto de trabajo.
En mi caso, no pondría una buena valoración a alguien que no me ha atendido de la forma correcta, ya que su deber es atender a las personas lo mejor posible, igual que mi deber es sacar las mejores notas posibles en el colegio… Es por ello que le pondría una valoración negativa, para que así la empresa tomase conciencia de que personal tiene contratado en su establecimiento.
Además, poniendo una valoración no acorde al servicio del empleado, lo único que haces es engañarte a ti mismo y que las empresas no mejoren su servicio de cara al cliente. No considero que poner una mala valoración sea por falta de empatía, simplemente para que la empresas corrijan esos detalles en los que fallan y para que así no les vuelva a ocurrir lo mismo de cara a la atención con otros clientes.
Por lo tanto, considero que nunca hay que quedarse con las ganas de transmitir lo que crees. Creo que poniendo una valoración positiva cuando más bien ha sido negativa es engañarte a ti mismo y al trabajador, ya que de esta manera el empleado nunca aprenderá a corregir sus errores.
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