Las tentaciones
Todos nos vemos continuamente luchando contra lo que tenemos que hacer y lo que queremos hacer.
Siempre vivimos sometidos al “hay que” y no al “quiero que”. Es algo que me resulta curioso porque después de todo viviremos nuestros añitos y la mayoría del tiempo estaremos haciendo cosas que ni siquiera realmente queremos hacer teniendo ese “runrún” constante diciéndonos que nos salgamos con la nuestra y que hagamos lo que nos plazca. Son esos pequeños en los que sucumbimos a las tentaciones cuando sentimos que tenemos el más mínimo control sobre nuestras vidas y sobre nosotros, y quizás de soñar con que todo lo que hagamos no tenga una repercusión con la esperanza de salirnos con la nuestra.
Yo vivo constantemente estirando todo al límite. Creo que desde secundaria no he ido a más de tres exámenes con la certeza y la tranquilidad de que he invertido todo el tiempo posible. Casi siempre voy con una parte del temario sin saber, esperando que la “la luz divina” me ayude y prometiéndome a mi misma no volver a quedarme sin dormir por un examen. Claramente siempre me pasa lo mismo y en el siguiente examen me siento peor por siempre estar haciendo lo mismo. Creo que podría ser ingeniera si me hubiese puesto a hacer las cosas con unos pocos días más de antelación, y eso que voy a latín.
La peor parte de todo es que soy así con todo. No respondo los mensajes hasta último momento, no ordenó el armario hasta que casi se me cae la ropa encima, no me preparo hasta que vea que no me da tiempo a hacer todo, nunca compro los regalos con tiempo…
Está bien soñar con hacer la gran mayoría de veces lo que queremos y no lo que debemos, pero no se puede estar siempre haciendo lo que se quiere por el simple hecho de que tenemos que ganarnos la vida de alguna forma.
Comentarios
Publicar un comentario