Blog XIV
La tentación es algo muy complicado, sobre lo que solemos caer miles de veces. Por ejemplo, yo podría haber escrito este blog anteriormente aunque, sin embargo, he preferido gastar mi tiempo haciendo otras cosas como salir a la calle o ver un partido de fútbol. Este fenómeno es tan traicionero que nos hace olvidarnos de un deber para centrarnos en un placer efímero, que en el momento nos gusta pero que, más adelante, nos podemos arrepentir por no haber hecho los correcto y habernos guiado de un impulso.
El problema de las tentaciones surge cuando te sientes impulsado a realizar acciones que sabes que traerán una repercusión negativa. Pero, dado que estas no afectarán a uno mismo hasta un largo tiempo, se deja de lado. La procrastinación es muy común entre las personas, entre los jóvenes en mayor medida. Miles de veces he aplazado cualquier trabajo de clase, y al final acabo terminando ese trabajo para el cual he tenido mucho tiempo de plazo, en la noche del último día que tengo para realizarlo.
Muchas veces, cuando finalizo con aquello que he estado posponiendo durante un tiempo por pereza, no me ha resultado un gran esfuerzo. Lo que quiero decir es que muchas veces pasamos de algo solo por perder cinco minutitos de nada y hacer un par de cositas que no son para nada costosas. De todas formas, aun sabiendo eso, por ejemplo, yo no me levanto del sofá por limpiar el polvo de la habitación, siempre lo dejo para más tarde. Sé que si me pongo algunas canciones de fondo me resulta muy ameno y rápido hacerlo pero, da pereza.
Al fin y al cabo, las tentaciones de hacer lo que no toca siempre estarán presentes, el objetivo ideal sería eliminar las tentaciones por siempre aunque, eso es casi imposible. Con lo cual, lo mejor sería procrastinar de vez en cuando pero, siendo responsable de que la tentación no te prohíba hacer lo que es realmente importante.
Comentarios
Publicar un comentario