Blog XIV

Tentación, tentación, tentación. Una palabra que todos conocemos y que no hace falta explicar a nadie. Todos alguna vez hemos caído ante ella y quien lo niegue está mintiendo a sabiendas. No voy a venir aquí a presentarme como una persona ejemplar que siempre resiste la tentación y que se jacta de haber vencido todas las pruebas, dejemos ese discurso de hermanita de la caridad a otras personas. No soy de piedras y reconozco que yo también he sido presa y victima de ella.

No han sido pocas las ocasiones en las que hice lo que me apetecía, ignorando lo que debía, y está bien admitirlo. Estas veces van desde no estudiar para hacer cualquier otra cosa más interesante, hasta dormir cuando sé que tengo que esperar a alguien. 

Al ver en retrospectiva estas situaciones siempre surge la misma pregunta: ¿Debería sentirme mal por haber priorizado lo que quería por encima de lo que debía? La respuesta, quitando excepcionales casos, suele ser no. No es que sea una persona sin capacidad autocritica, es más, soy consiente de que no debería hacerlo. Sin embargo, no considero que la mayoría de estas situaciones sean dignas de sentirse mal, al menos en mi caso, al final, acabo siempre haciendo lo que debo hacer, con demora pero lo hago. Al fin y al cabo es lo que cuenta no?

Siendo totalmente realista, sé que muy probablemente en el futuro volveré a hacer en alguna ocasión lo que quiera en vez de lo que tenga que hacer. Aunque, haciendo uso de un pequeño y bastante efímero optimismo puede que en algún momento deje de hacerlo, cosa que ahora mismo dudo. De momento, sigo cumpliendo con lo que tengo que hacer, por lo que exceptuando alguna situación especifica, no veo gran urgencia en dejar de cambiar prioridades aunque sea por un pequeño tiempo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

HOW TO

Blog XVIII (Autoría Hugo Castresana)

Tautograma