¿Te la tomas?

Hace poco fui al médico para una revisión, algo que no suelo hacer muy seguido, pero que mi familia insistió en que era importante. Al principio pensé que todo estaba bien, pero después de algunos análisis, el médico me dijo que debía bajar de peso para mantener mi salud estable. Me explicó que, aunque no había nada grave todavía, si no hacía algo pronto, podría causar problemas en un futuro. Fue un momento de esos en los que sientes que la realidad te golpea en la cara, porque aunque siempre me he sentido bien conmigo misma, que me dijesen que mi cuerpo podría no estar funcionando al 100% me hizo cuestionarme varias cosas.


El médico, viendo mi preocupación, me ofreció dos opciones. La primera era una pastilla que me ayudaría a bajar de peso rápidamente. Era un método efectivo y práctico, pero tenía un precio; cada vez que alguien me preguntara cómo había logrado bajar de peso, tendría que admitir que había tomado la pastilla. La otra opción era comprometerme a un cambio de hábitos con dieta y ejercicio. Sería un proceso más largo, que requeriría constancia y esfuerzo, pero con resultados igualmente efectivos a largo plazo. Además, me dijo que solo tendría una semana para decidir, algo muy difícil para alguien tan indecisa como yo.


Cuando llegué a casa, no dejaba de darle vueltas. La pastilla sonaba fácil, y quién no quiere resultados rápidos, ¿no? Pero, ¿qué pasaría con todo lo que siempre he defendido? Sentí que, si tomaba ese camino, estaría traicionándome a mí misma.


Durante los días siguientes, traté de poner en una balanza lo que realmente significaba cada opción. Por un lado, la pastilla era una solución rápida, pero también un recordatorio constante de que había tomado un atajo. Por otro lado, la dieta y el ejercicio serían un desafío. Sabía que no sería fácil, que habría días en los que me sentiría cansada, frustrada y con ganas de rendirme. Pero también sabía que sería un camino que me permitiría crecer, no solo físicamente, sino también mentalmente.


Después de reflexionar mucho, decidí no tomar la pastilla. Voy a intentarlo de la manera difícil, aunque tarde más tiempo y me cueste más esfuerzo. Creo que es lo correcto, no solo por mi salud, sino por lo que significa para mí como persona. Quiero demostrarme a mí misma y a los demás que se puede cambiar por razones de salud sin perder lo que eres ni dejar de ser auténtico.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

HOW TO

Blog XVIII (Autoría Hugo Castresana)

Tautograma