No me tomaría la pastilla.

Siempre he defendido la belleza real, esa que no necesita filtros ni retoques para ser aceptada. He hablado muchas veces en contra de que hay que cambiar para gustarle a los demás. Aunque siempre he tenido unos kilos de más, nunca me ha acomplejado. He aprendido a llevarlo bien y a sentirme a gusto conmigo mismo, sin esconderme ni sentirme menos por eso.


Un día fui al médico y me dijo algo que me dejó disgustado, tenia que perder peso, no por verme mejor, sino por salud. Me preocupó, pero lo entendí. Me dio dos opciones, una pastilla que haría que bajara de peso rápido o el camino de siempre, con dieta y ejercicio. Eso sí, si elegía la pastilla, cada vez que alguien me preguntara tendría que admitir que me la había tomado.


Podría haber elegido el atajo fácil, pero no habría sido honesto conmigo mismo. Siempre he dicho que no hay que hacer cosas solo para cumplir con lo que los demás esperan. Si tomaba la pastilla, cómo iba a seguir defendiendo lo que siempre había creído. Así que elegí lo difícil: comer mejor, moverme más y tener paciencia.


Sé que no será fácil. Habrá días en los que me cueste seguir, en los que me quiera rendir, pero cada paso seguro que merece la pena. Lo que logre será fruto de esfuerzo, no de un truco rápido. Y lo más importante, podré seguir siendo fiel a lo que siempre he defendido, sin excusas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

HOW TO

Blog XVIII (Autoría Hugo Castresana)

Tautograma