LA LLAMADA
Hace unos días recibí una llamada que me cambió la vida por completo. Resulta que hace alrededor de un año conocí a una chica en una discoteca de aquí, de Bilbao. Estuvimos horas hablando y bailando, pero no volví a saber nada más de esta chica, debido a que no vivía en Bilbao, y tampoco nos intercambiamos los teléfonos. Ahora bien, no sé de qué manera, pero ella consiguió contactarme hace unos días. Cuando descolgué el teléfono apenas me acordaba de esa chica, y tras un poco de tiempo hablando y tratando de recordar esa noche, finalmente conseguí que su imagen me viniera a la mente. No obstante, me preguntaba qué querría de mí, pues ya había pasado más de un año desde la última y única vez que la ví. Fue entonces cuando me dijo algo con lo que casi se me para el corazón. Me dijo que tenía pensado publicar un guión para una película de una historia que yo le había contado ese día. Hasta ahí, todo parece más o menos correcto. No obstante, la historia no era precisamente mía, y es que durante la tarde de esa noche en la que conocí a esta chica, quedé con una amiga que me contó una historia completamente aterradora.
Aquel día, mi amiga me comentó que su padre había fallecido. Estaba completamente destrozada. Sin embargo, me contó algo más relacionado con la muerte de su padre, un secreto que nadie más sabía. Resulta que su padre había sido el causante de un atropello que terminó con la vida de un niño de 7 años, un hecho que fue noticia durante meses en Bilbao. En ese momento yo traté de comprenderla y apoyarla, aunque en mi mente no paraba de darle vueltas al asunto. Es por ello que, supongo que aquel día en aquella discoteca, al estar tan pendiente de este asunto debí contárselo a esta chica.
Obviamente cuando me preguntó si le dejaría publicarlo solamente pensé en una respuesta, no. Sin embargo, ella me propuso darme la mitad de las ganancias, lo cual era una oferta bastante más tentativa. A pesar de eso, al tener tanta confianza con mi amiga, decidí preguntarle y plantearle la situación, por supuesto antes habiéndole pedido perdón por haber contado su secreto. El caso es que ella aceptó la oferta, por lo que ahora mismo estamos los dos juntos pasando unas maravillosas vacaciones. Sin duda creo que contarle esa historia a aquella chica ha sido el mejor error que he podido cometer jamás.
Comentarios
Publicar un comentario