blog XIII
Toda mi vida he sido de las que piensan que la belleza real no necesita filtros ni retoques. Mi vida en redes sociales no tiene nada que ver con mi trabajo como camarera, pero igualmente las tengo, mayormente publico fotos de mis desayunos y mensajes de amor propio. En mi vida y publicaciones siempre he defendido la idea de que no hace falta cumplir con los estándares impuestos por la sociedad,durante mi vida me he mantenido con cierto sobrepeso, pero nunca lo he visto como un problema, lo he llevado bien, siempre me ha gustado cómo era, y mis complejos eran cosa del pasado, mi cuerpo es mío y lo cuidaba a mi manera.
Pero aquel día todo cambió, asistí al medico por una consulta de rutina, nada grave solo un chequeo que me suelo hacer una vez al año, había ido a hacerme unos análisis un mes antes, así que hoy me darían los resultados, el medico al ver mi análisis se puso serio, me dijo que mis niveles de colesterol y que la presión arterial no estaban bien , seguido me dijo que si seguía asi las consecuencias no serian buenas. Sinceramente fue un golpe duro, algo que no me esperaba, siempre había tenido claro que mi cuerpo no definía mi valor, pero la salud era algo que no podía ignorar.
El médico me ofreció dos opciones, la primera era una pastilla milagrosa, la cual prometía hacerme perder peso rápidamente sin mucho esfuerzo y la segunda era la más tradicional la dieta, el ejercicio, y todo lo que eso implica, pero con resultados a largo plazo. La primera opción me llamó mas la atención, sonaba tentador, no tenia que hacer ningún esfuerzo, pero había algo que me frenaba, si decidía tomarme aquella medicación tendría que contar a todo el mundo que la estaba tomando. No podría ocultarlo, no podría mentir sobre cómo había logrado perder peso.
Lo pensé mucho, era una decisión dura y muy difícil, pero después de un largo tiempo pensando decidí la segunda opción, siempre había sido abierta en mis redes, tan sincera acerca de mi postura sobre la belleza real y la aceptación, asi que no podia traicionar mis principios por un atajo.
A los primeros días los cambios empezaron a llegar, mi cuerpo empezó a responder al tratamiento, pero lo más importante fue que empece a sentirme fuerte, no solo físicamente sino también de manera emocional,me estaba demostrando que no necesitaba un atajo para sentirme bien conmigo misma, no me importaba si la gente no veía los resultados inmediatos. Lo que realmente importaba era lo que yo veía al mirarme al espejo y el orgullo de lo que estaba consiguiendo.
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