BLOG XII PABLO CHAO

 La situación es complicada porque, sin quererlo, he traicionado la confianza de mi amiga. Aunque no mencioné su nombre, conté algo muy personal que ella me confió en un momento de dolor. Ahora, esa historia va a convertirse en un guion y generar dinero, lo que me hace sentir aún peor.


Si acepto el dinero, sería como beneficiarme de algo que nunca debí contar. No sería justo ni para mi amiga ni para la memoria de su padre, por más que él haya hecho algo terrible. Pero si rechazo el dinero, ¿cambiará algo? La historia ya está en marcha y se va a contar de todos modos.


Lo primero que haría sería hablar con mi amiga. Le diría la verdad, aunque me cueste. Sé que puede dolerle y que tal vez pierda su amistad, pero creo que se merece saberlo antes de que la historia se haga pública. Puede que incluso quiera actuar legalmente si cree que se han usado detalles demasiado personales.


En cuanto al dinero, no lo aceptaría para mí. Si mi amiga quiere pelear para que no se use la historia, la ayudaría. Si ella acepta que la historia salga pero se siente dolida, le ofrecería el dinero a ella o a una causa que haga algo bueno con ello, como apoyar a víctimas de accidentes de tráfico.


Al final, la lección es que algunas confidencias no deberían repetirse, ni siquiera en momentos de distracción. Ahora, lo único que puedo hacer es enfrentar las consecuencias con honestidad.

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