¿Se lo cuento?
Hace unos días me encontré con Sara en un café, había estado llamandola desde hacía días, pero ella no quería hablar mucho por teléfono, seguía luchando con la pérdida de su padre, había fallecido hace tan solo solo un mes. Sara no mostraba sus emociones tan facil, pero esa tarde estaba vulnerable, ella me miró con los ojos hinchados, y su voz, normalmente firme, temblaba un poco. Se sentó frente a mí, como lo hacia normalmente, miró su taza de café por un momento y, al fin, empezó a hablar. “Mi padre…”, dijo, con un nudo en la garganta. “Era el hombre más querido del pueblo, hasta que se descubrió lo que hizo. La historia que te voy a contar, la que no quise contarle a nadie, es lo que destruyó todo.”
Sabía que su padre había sido un hombre respetado, siempre un pilar de su familia y de la comunidad. “Mi padre fue el conductor del coche que atropelló a aquel niño,el que murió hace un año en la ciudad, se dio a la fuga. Nadie sabía quién lo había hecho. Lo que hizo corrompió nuestra familia, nos dividió por completo. Vivió atormentado hasta el final de su vida. Cuando la verdad salió a la luz, ya era demasiado tarde.” soltó derrepente, me quede paralizada, no sabia que decirle, jamas me había imaginado algo así, quería abrazarla, pero sabia que lo que necesitaba era desahogarse, así que estuve con ella toda la tarde escuchándola y consolándola, todo lo que me dijo se me quedo en la cabeza, había quedado con un chico con el que había empezado a hablar días atrás, asi que cuando Sara se fue a casa le dije para que viniera.
Las palabras de Sara seguían resonando en mi cabeza y en medio de una conversación con el chico se lo conté todo, no le dije quien era. Hablé de su padre, del niño, de todo. Sentía que necesitaba soltarlo de alguna manera, pero de forma anónima, sin involucrar a mi amiga directamente, la noche pasó y después de aquello no volví a verlo, aunque me quedé un poco la sensación de que algo importante había pasado lo deje pasar.
Un año después, recibí una llamada, era el chico de aquella noche. Me mencionó aquella historia que le había contado sobre mi amiga, y me dijo que había escrito un guion basado en lo que le había contado. “He conseguido que una plataforma lo compre”, dijo con emoción en la voz. “Me han ofrecido un millón de euros. Y quiero ofrecerte una parte de ese dinero, supe que esa historia era algo grande, que era potente.” Mi primera reacción fue rechazar la oferta, solo pensé en Sara, en su dolor, en cómo esa historia no era una anécdota que pudiera convertirse en un producto, el dinero era tentador, pero sabia que estaba traicionando la confianza de mi amiga, ¿Cómo iba a mirarla a la cara si dejaba que su historia se convirtiera en un producto para entretener a otros?
Al final la llamé, y aunque las palabras me costaron, le expliqué todo, le dije que el chico me había ofrecido dinero, también le pedí disculpas por no haberlo contado antes. Sara no se mostró sorprendida, pero sí dolida ante la noticia “Gracias por contármelo”, me dijo con voz suave. “Pero esa historia es mía y no quiero que nadie gane dinero con el dolor que mi familia vivió”. Así que le dije al chico que no aceptaría el dinero y que, por supuesto, no quería que la historia fuera utilizada, que no todo tiene un precio, que la confianza y la amistad que tenía era mucho más valiosa que cualquier cantidad de dinero.
Comentarios
Publicar un comentario