¿Aceptas el dinero? ¿Se lo cuentas a tu amiga?
Hace un tiempo a una amiga se le murió el padre y quedé con ella para animarla un poco. Hablando y hablando me contó destrozada una historia impactante. Un día, su padre conduciendo tranquilamente por Bilbo atropelló a un niño dejándole así sin vida. En vez de preocuparse por él, se dio a la fuga. Desde que su padre le contó esa historia todo entre ellos cambió y ya no tenían la misma relación. Cuando me contó eso me quedé alucinando, pero la intenté consolar y ayudar para que se calmara un poco.
Esa misma noche salí con unas amigas a tomar algo. Fuimos a un bar y según entre noté que un chico no me paraba de mirar. Se me acercó y comenzamos a hablar. Me cayó muy bien y noté una conexión y una confianza diferente. Según pasaba la noche nos empezamos a abrir más y a contarnos cosas más importantes. Por eso, yo le conté la historia del padre de mi amiga porque no había parado de pensar en ella. Al irme a casa no paraba de pensar en lo que había hecho. Contarle eso a un desconocido me pareció un gesto feo de mi parte, ya que mi amiga había confiado en mi para abrirse. Intenté pasar de eso porque ese chico y yo no nos volvimos a ver más.
Una tarde cualquiera, recibí una llamada de un número desconocido. No lo suelo coger, pero nose porqué, ese día decidí descolgar. Y esa llamada me sorprendió mucho. Era el chico al que le conté la historia del padre de mi amiga hace un año. Me contó que desde que le conté esa historia no paraba de pensar en ella. Incluso que escribió un guión con ella y que la envió a una plataforma. Le habían ofrecido un millón de euros y él me ofreció una parte de ese dinero por darle la idea. Me quedé callada unos minutos sin saber que hacer. Era una decisión muy difícil.
La vida te obliga muchas veces a decidir. Pero como no has estado nunca en ese punto no sabes por donde ir. Sólo te queda fiarte de tu intuición. Y eso es lo que tienes que hacer en un caso como este. Porque no hay soluciones mágicas. En una de las dos puedes defraudar el secreto de tu amiga y en la otra dejas pasar una oportunidad de que tu vida cambie. Por mucho que se presente ofreciéndote un montón de dinero o una historia bonita como la de la serie de televisión, no puedes arriesgarte tanto como para perder a una amiga de toda la vida. Al fin y al cabo, una buena amiga para toda tu vida tiene un valor mayor que una parte de un millón de euros puedes pensar para consolarte. También pensé en intentar hablar con mi amiga y repartir con ella lo que me pagasen. Esa me pareció la mejor idea y decidí hacerlo.
Con mucho miedo, se lo conté. Y me sorprendió su repuesta. Me dijo que de inmediato aceptase el dinero. Que al final, no se iba a saber de quién era el padre, que su padre ya había fallecido y que esa historia era algo del pasado. Por eso, ahora estoy escribiendo esto desde Tailandia, uno de los muchos destinos que hemos visitado. Con el dinero que recibimos decidimos cumplir nuestro sueño desde pequeñas: recorrernos todo el mundo juntas. Ahora estoy muy contenta de la decisión que tomé y creo que fue la correcta.
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