Aceptar el dinero no sería lo correcto. Aunque la oferta de un millón de euros sea tentadora, al final lo que está en juego es mucho más que una cifra. Es la confianza de una amiga, una historia dolorosa que ella compartió en un momento de vulnerabilidad, con la esperanza de encontrar apoyo, no de ser utilizada. El dinero puede comprarte cosas, pero no puede devolver lo que se pierde cuando traicionas una confianza tan profunda.

Contarle a mi amiga lo que ha sucedido sería lo más justo. Aunque eso podría complicar nuestra amistad, ya que podría sentir que le he fallado, al menos estaría siendo honesto con ella. La historia que compartió conmigo no es solo una cosa simple; es un reflejo del dolor de su vida, algo que cambió su relación con su padre y con todo su entorno. Usar ese sufrimiento para un beneficio personal, sin su consentimiento, no solo sería inmoral, sino que me haría sentir incómodo con lo que soy y con lo que valoro.

Aceptar el dinero podría parecer una salida fácil, una forma de justificar lo que ocurrió, pero en realidad sería una forma de minimizar el dolor que ella vivió. Aunque el guion podría tener éxito y generar grandes ganancias, el precio sería más alto de lo que estoy dispuesto a pagar. La historia no me pertenece para usarla como moneda de cambio.

Lo que le debo a mi amiga es mi lealtad, mi apoyo y mi respeto. Ella me confió un pedazo de su vida, y no tengo derecho de convertirlo en una historia más del montón que busca venderse. Podría justificar mi acción diciendo que todo es parte de un negocio, que ella saldrá beneficiada, que podría olvidar todo eso, pero eso no borra el hecho de que he utilizado su dolor sin su permiso. Mi honestidad y mi integridad valen mucho más que cualquier suma de dinero, y en este caso, rechazar la oferta es lo único que me dejaría dormir tranquilo por las noches.

Aunque rechazar el dinero pueda parecer la opción difícil o para algunos, la opción del tonto, es lo que siento que es correcto. Lo que le debo a mi amiga es mucho más que dinero: le debo su confianza, nuestra amistad. No se trata de un guion que pueda venderse, sino de una historia que, aunque complicada, es parte de su vida. Eso es algo que no debe ser utilizado para obtener beneficios. Al final, el verdadero valor está en la honestidad, no en lo que podamos ganar a través de los sufrimientos ajenos.

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