LA ELECCIÓN

Elegir entre una infancia llena de sufrimiento para ser un gran creador o ser feliz durante toda esa etapa pero no ser más que un creador mediocre no es para nada una elección fácil. En el caso de que teniendo una infancia feliz no se pudiera llegar a ser nada más que alguien mediocre yo creo que me decantaría por la primera y es que pese a haber sufrido durante una parte de mi vida creo que en el futuro podría convertirme en una persona muy feliz.


Ahora bien, pongámonos en la situación de que teniendo una infancia feliz si pudiéramos llegar a ser un gran creador, por muy complicado que fuese. Y es que yo soy partidario de que si bien es verdad que muchos grandes autores utilizan su dolor para crear grandes obras, no es para nada necesario ya que el sufrimiento no garantiza la genialidad. De hecho, creo que el sufrimiento podría incluso llegar a paralizarme y no motivarme en absoluto. Por otro lado, una infancia feliz podría parecer el camino de la mediocridad, pero ofrece algo invaluable: estabilidad emocional. Esto me permitiría explorar la creatividad desde un lugar de libertad, sin estar atrapado en las cadenas del pasado. Considero que la pasión y el esfuerzo son igual de importantes que la intensidad del dolor para ser un gran creador. Por último, ¿Quién me garantiza que aún siendo un gran creador sería totalmente feliz? Y es que creo que el sufrimiento en la vida de alguien puede ser de cierta manera irreversible poniendo de esta manera en duda si realmente merecería la pena la genialidad a cambio del sufrimiento. 


Es por ello que me quedaría con la infancia plácida, y es que prefiero elegir lo positivo para mi punto de creación, considerando así a mi imaginación y mis bonitas vivencias del pasado suficientes para poder lograr algo significativo.


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