Jaime Mayor Oreja
En relación con las recientes declaraciones de Jaime Mayor Oreja en el Senado, considero que, con su condición de ciudadano en pleno derecho, puede expresar sus opiniones de manera libre y defender sus creencias, por más que no sean compartidas. En este caso, sus manifestaciones en favor del creacionismo y en contra de la evolución, me parecen erróneas, pero no por ello debería ser despojado de su derecho a opinar.
Su visión maniqueísta sobre la relación contrapuesta entre la teoría de la evolución y el creacionismo es, a mi parecer, equivocada. Decir que la teoría de la evolución es un concepto ateo o que es contrario a la existencia de Dios es una afirmación ignorante, ya que es ampliamente conocido que Charles Darwin, el padre de esta teoría, era un cristiano creyente y practicante, aunque su fe no fuera un obstáculo para desarrollar sus estudios científicos. En ningún momento la teoría de la evolución niega la posibilidad de una creencia religiosa; simplemente se trata de un marco científico que explica el proceso natural de la vida en nuestro planeta. Por tanto, reducir la evolución a una cuestión de ateísmo es no solo incorrecto, sino también una simplificación peligrosa de un debate mucho más amplio y matizado.
No obstante, creo que el derecho de Oreja a expresar sus pensamientos, incluso cuando estos se basan en una interpretación errónea y reduccionista de la ciencia, debe ser respetado. Lo que en realidad podemos criticar, y de forma valida, es su falta de conocimiento sobre estos temas y de aun así expresarlos en público. Lo que no podemos discutir es si estas palabras son dichas con un interés negativo o si su su derecho a exponer sus puntos de vista debe de ser censurado. Si censurásemos cualquier tipo de información u opinión dicha desde la ignorancia, lo mas probable es que nadie pudiera opinar nada.
En síntesis, si algo se le puede reprochar es su ignorancia en este aspecto, no su carácter ni la legitimidad de sus opiniones.
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