Graffitis

 Los graffitis son un tema complicado, porque tienen dos caras. Por un lado, pueden ser una forma de arte increíble, siempre y cuando se hagan con permiso y en lugares adecuados, como por ejemplo los murales en espacios públicos. Hay grafiteros que son unos artistas y sus trabajos hacen más bonitas las ciudades, como por ejemplo los de la autovía A8 en Bilbao. 

Pero cuando pintan en una propiedad privada, sin permiso, como por ejemplo en la puerta de tu garaje, ya no es arte, yo creo que eso es vandalismo. Están invadiendo algo que no es suyo y causando gastos a los vecinos, y eso no está bien.

En situaciones así, creo que lo primero que hay que hacer es denunciarlo, para que la policía sepa lo que ha pasado e intentar evitar que vuelva a pasar. También se pueden poner cámaras de seguridad o un vigilante, para proteger la propiedad. Pero esto son medidas caras.

A veces, si la comunidad está a favor, se pueden proponer murales legales en la zona, para que al menos lo que se pinte les guste a toda la comunidad.

Personalmente, en mi comunidad creo que actuaria igual: arreglar el daño, pero también buscar medidas para que no se repita. Al final, el respeto por la propiedad privada de los demás es fundamental. Además creo que también es importante reflexionar sobre por qué pasan estas cosas. A veces los graffitis ilegales son una forma de expresión de gente que no encuentra otros espacios para hacerlo. Aunque no esté de acuerdo con ellos, entender por qué lo hacen nos puede ayudar a encontrar soluciones, como organizar actividades, como talleres de arte urbano en lugares permitidos.


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