Bullying
En las aulas, a la vista de todos,cada vez más ocurre un problema que afecta a miles de niños y jóvenes: este es el acoso escolar. Lo que le pasa a Aitor, un alumno de 4º de ESO que ha sido objeto de burlas y humillaciones por sus compañeros a lo largo de meses, no es un hecho aislado. Por el contrario, es un símbolo de una cuestión social que exige la inmediata atención y solución de la población y las autoridades.
El bullying deja cicatrices imborrables en quien lo sufre. Como muchas víctimas, Ator probablemente desarrollará secuelas emocionales a largo plazo, como una autoestima baja, ansiedad y depresión, entre otras posibles daños psicológicos y será complicado para él conseguir sentirse a gusto relacionándose con otros nuevamente. Todo esto no solo influirá en su experiencia escolar, sino que también alterará significativamente su desarrollo durante los próximos meses y años. Ahora mismo, lo que Aitor puede necesitar es no solo nuestra simpatía, si no que como sociedad, le debemos al niño y a sus pares la seguridad y la integridad de los alumnos. Lo que debemos de hacer en primer lugar es poner todo lo posible de nuestra parte para hacer que Aitor contemple que no lo sucedido no es por su culpa.Seguir de ese modo requiere el apoyo de Aitor desde un punto de vista emocional; necesita gente adulta en la que confiar. Sus padres, sus tutores, su consejero escolar, todos ellos deberían crear un espacio libre de humillación o discriminación en el que pudiera expresarse junto con un sentimiento de seguridad. También se le puede animar a buscar amigos que no lo dejen solo. Además, necesita adquirir herramientas para afrontar la intimidación; aunque tenga todos estos conocimientos académicos, no es suficiente.
Por ello, una solución contra el bullying puede ser dar clases en como defenderse a esa intimidación por parte de sus compañeros, además se debería de reeducar a los niños que hacen el bullying, estas clases pueden ser charlas con psicólogos, para que esos niños entiendan que lo que están haciendo no es correcto.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el papel de la escuela es fundamental, ya que cuando los profesores detecten este acoso estos deben de ser los primeros en castigarlo ya apoyar a la víctima. Esto haría que la víctima no se sienta obligada a convivir con los agresores.
Pero no basta con reaccionar. Es necesario fomentar una cultura de respeto a través de programas de concienciación, talleres de empatía y la promoción de valores como la inclusión y la solidaridad. Los agresores deben entender el impacto de sus acciones y recibir apoyo para cambiar su comportamiento, porque el bullying también refleja problemas de fondo en quienes lo ejercen.
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