Tema libre
Sin duda, aste nagusi, fiestas de plentzia o fiestas de sopelana son fiestas repletas de momentos increíbles, sin embargo, ninguna de estas son comparables con unas buenas fiestas de pueblo.
Veraneo en un pueblo pequeño de Navarra, Dicastillo, en el que paso la gran parte de mi verano, y es allí donde paso el mejor día del año, además con mucha diferencia.
Ese ansioso último martes de agosto, día que todo el pueblo ha estado esperando, día en el que empiezan las fiestas de Dicastillo. Creo que es el único día del año en el que levantarme de la cama aun sigue sin costarme, por muy poco que se haya dormido y es que los nervios siguen apareciendo la noche de antes como si fuera un niño en la madrugada del dia de reyes. Me visto de blanco, pañuelico a la muñeca y salgo de casa en dirección al almuerzo popular en el que nos juntamos todos los jóvenes del pueblo. El ambiente es increíble, todos los jóvenes almorzando al ritmo de la charanga, eso sí, con muchas ansias de escuchar el “PUM” del cohete que de comienzo a las fiestas de Dicastillo. Al acabar el almuerzo , y ya rozando las 12:00, nos dirigimos hacia la plaza, para ya por fin escuchar el momento más esperado, el chupinazo. Allí se junta todo el pueblo, desde los más pequeños, hasta los más mayores, que miran orgullosos desde los balcones que dan a la plaza aquello que en su día ellos disfrutaban. El sentimiento al ver a todo el pueblo alzando sus pañuelicos en dirección al balcón del ayuntamiento es indescriptible, y sin duda algo que se debe vivir al menos una vez en la vida.
Llega el momento más esperado, se lanza el cohete y nada más escuchar la explosion de este, el pueblo enloquece en felicidad. Los jóvenes van directos a la fuente, salpicando a todo aquel que da vueltas a esta al ritmo de la música. Después de unos intensos minutos, y con todo el pueblo rebozado en kalimotxo, comienza la “vueltika”. Las cuadrillas del pueblo ponen bebida gratuita en la puerta de su chabisque (un tipo de bajera o choco) , y junto con la charanga, se da una vuelta al pueblo pasando por todos ellos. Es uno de los mejores momentos de todas las fiestas, donde más momentos compartes con otra gente del pueblo y donde la vergüenza desaparece totalmente.
Una vez acabada la “vueltika” cada cuadrilla se va a su chabisque, a comer, jugar a las cartas e incluso a dormir un poco. Por la tarde hay alguna actividad para niños, justo antes de que comience la verbena. La verbena inicia su concierto alrededor de las 8:00, en el escenario instalado en la plaza del pueblo. Tras unas horitas de canciones típicas y bailes en la plaza, se le suele dar comienzo a “el torico de fuego”, un toro de madera que desprende chispas mientras muchos niños corren frente a él, intentando no ser alcanzados. De nuevo la verbena se pone en marcha, eso sí, con la plaza más vacía de niños y repleta de jóvenes. Para acabar el día, una vez acabada la verbena, se juega al bingo entre todos los presentes. Un juego interesante, y con mucho en juego, en el que participa casi todo el pueblo y se siente como una lucha individual y por cuadrillas…
Y si esto solo ha sido el primer día, imaginaros todos los demás, sin ningún tipo de duda, para mi siempre serán las mejores fiestas del mundo.
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