La mente
La mente humana tiene una extraordinaria capacidad para sorprenderme. Es una herramienta poderosa capaz de retener recuerdos vívidos de momentos del pasado. Asimismo, su poder es tan asombroso, que incluso también tiene la capacidad de hacernos creer que recordamos cosas que jamás han sucedido. ¿No es increíble? Así pues, he decidido escribir sobre una serie de fenómenos que la mente es capaz de generar, para que se entienda un poco mejor de lo que estoy hablando.
Para empezar, imagino que todos alguna vez habremos oído hablar del Efecto Mandela. Resumidamente, consiste en la convicción general de la existencia de una realidad modificada por nuestro cerebro. Es decir, recordar algo (podría ser un objeto, una animación, una canción, una persona...) que jamás fue así. El ejemplo más típico es el del personaje Pikachu, pues hay quienes recuerdan el final de su cola de color marrón, cuando ésta siempre fue amarilla. Me parece interesante ya que se han dado muchos casos en los que este efecto ha estado presente, y sobre todo, me fascina el hecho de que sea una creencia general, y no individual. Sin embargo, no quiero centrarme únicamente en este efecto.
Otros efectos, como el de la falsa memoria o el de la confabulación, son bastante parecidos a este que ya he mencionado antes. Estos también consisten en la generación de falsos recuerdos, pero esta vez no son compartidos, sino que son "recuerdos" personales, de cada uno. Muchas veces, esto ocurre debido a los traumas vividos, trastornos psicológicos o daños cerebrales que padezca una persona. Es increíble la manera en que alguien puede estar completamente convencido de haber vivido algo que no se asemeja para nada a la realidad.
Por último, me gustaría hablar sobre otros efectos que no tienen tanto que ver con los recuerdos, pero que son merecedores de ser mencionados. Por ejemplo, el efecto placebo explica que alguien mejore sólo por creer que un tratamiento funcionará. Esto me recuerda a un experimento que se realizó hace unos años, en el que se reunió a un grupo de adolescentes a los que se les convenció que tendrían acceso ilimitado a bebidas alcohólicas. No obstante, dichas bebidas no constaban con una sola gota de alcohol, y ellos, pensado que sí, estuvieron consumiendo bebidas saborizantes durante horas. Dicho experimento analizó la reacción de aquellas personas que creían haber estado consumiendo alcohol durante cierto tiempo. Sorprendentemente, dichos adolescentes totalmente sobrios, afirmaban estar todo lo contrario: ebrios.
Todos estos fenómenos hablan del poder que tiene la mente de convencerse a sí misma de que ocurren o han ocurrido cosas que realmente no son ciertas. Por más que parezca mentira... creedme, no lo es. Más bien, es todo mental.
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