Lipograma u
En el colegio Estrella Brillante, tres amigos soñaban con explorar el espacio. Ekain, Joana y Mateo planeaban secretamente ¡convertir el ático del colegio en nave espacial!
Tras días de constante trabajo, la nave estaba lista. Con ojos brillantes, los niños se acomodaron en los pomposos asientos y presionaron el botón rojo. ¡Despegaron hacia las estrellas! Viajando a la velocidad de la imaginación, llegaron a Bañeta, el planeta arcoíris. Ese planeta era increíble, tenía enormes montañas, coloridas plantas y animales, y la especie de civilización de los extraterrestres de colores. Allí conocieron a Bip y Bop, dos simpáticos alienígenas rosas y verdes.
Bip y Bop les contaron la historia sobre el legendario Tesoro Cósmico. Conforme decía la profecía ellos tres eran los elegidos para resolver el enorme interrogante. Para encontrarlo, debían resolver diversos enigmas estelares y escapar del temible Dragón de Polvo Estelar. Los extraterrestres les entregaron a los tres amigos la varita mágica, esta les servirá para orientarse en ese planeta desconocido y misterioso además de para lograr hallar el gran tesoro.
Al llegar al primer acertijo, lo descifraron sin gran empeño. Posteriormente, los acertijos iban añadiendo cierta complicación pero los tres amigos no se acobardaron ante nada, la recompensa merecía totalmente cada comida de cabeza y empeño físico.
Con valentía, los amigos descifraron miles de acertijos, saltaron sobre cráteres y se escondieron de la brillante bestia. ¡El tesoro estaba cerca! Tras atravesar varios pasadizos escondidos y arrastrarse por ciertos recovecos por fin llegaron a lo alto de la Montaña de Cristal. Allí encontraron el magnífico cofre. Al abrirlo, hallaron algo asombroso: ¡era un mapa de toda la galaxia! Ese mapa era increíblemente poderoso y si caía en las manos indebidas sería extremadamente peligroso para toda la galaxia. Por tanto, debían protegerlo a toda costa y no fiarse prácticamente de nadie, solo de ellos tres. Tras todos los locos acontecimientos anteriores, decidieron volver a la tierra para defender el preciado tesoro. La civilización de Bañeta aceptó la decisión y dejaron a los tres amigos regresar pero con la condición de volver a visitarles.
Felices por las hazañas y con amigos interestelares, los niños regresaron a casa, prometiendo volver pronto a explorar más rincones del fascinante cosmos.
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