Lipograma, i
Es aquella calmada noche junto a sus compañeros alrededor de la hoguera, cuando uno se da cuenta de que las horas pasan volando. No obstante, esto puede ser tanto agradable como desagradable según su contexto.
Esa exacta noche, un gran número de soldados han arrancado la cuenta atrás de sus trayectos. Al abandonar el campo de batalla sano y salvo, uno hasta se encuentra mal por poder agradecer al menos unas horas más, a la vez que otros tantos ya descansan en paz. Recuerdo que faltan compañeros en esta hoguera. Compañeros que hoy están ausentes y ayer estaban contándome sus planes para cuando la guerra acabase. Tengo el fuerte recuerdo de Lucas Durand mostrando una foto de su mujer a otro soldado, demostrando lo mucho que deseaba encontrarse con ella pronto. En paz descanse.
Entonces, ¿debo agradecer que aún puedo recordar aquel momento o debo lamentarme por los que ya no volverán a recordar nunca nada más? por eso comento que a veces, el veloz paso de las horas es agradable, pues no tengo apenas momento para lamentarme.
A su vez, deseo contentarme por poder tener un momento de descanso con el resto de compañeros, pero vuelvo a notar aquella culpa, que supongo que se prolongará durante los años (u horas) que me quedan.
Mañana amanecerá de nuevo, y tendré que volver a prepararme para la batalla. Los alemanes no parecen tener voluntad de retroceder, lo cual entorpece nuestros planes para avanzar. De vez en cuando, nos llegan mensajes sobre probables fallos en los planes de los alemanes, lo cual solamente nos da una pequeña ventaja. Todo el mundo está deseando la tregua entre los dos bandos, pero entretanto, como eso no está en nuestras manos, alargamos la guerra y luchamos.
Es el tercer año de la guerra, y mucha gente teme que no vaya a acabar nunca. Debo reconocer que después de contemplar hasta dónde puede llegar la maldad humana, estoy muy desesperanzado en cuanto a la paz. A pesar de que creo que estoy en el bando correcto, no soy un santo, naturalmente.
De todos modos, nada es eterno. Doy fe de que todo acabará en algún segundo. Procuraré ahora gozar este entrañable momento en la hoguera y no pensar más de la cuenta, en lo espeluznante que es todo. Aún tengo algunas horas para contar y escuchar planes de futuro del resto. Deseadme suerte para mañana.
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