Blog 4 - Haizea Calvo Cuesta
La situación que ha vivido Andoni no es una simple broma, es un caso de bullying muy duro y totalmente planeado. El problema no son solo las burlas constantes por su aspecto físico; la verdadera maldad está en la carta falsa. Sus compañeros fueron increíblemente crueles: se aprovecharon de que él no tiene mucha confianza en sí mismo y de lo mucho que le gustaba Irati para tenderle una trampa emocional. La risa posterior de esos chicos al verlo destrozado confirma la intención real: querían humillarlo por completo.
Lo primero que Andoni tiene que entender es que él no tiene la culpa de nada. Él fue honesto y valiente, mientras que los que hicieron esto son los cobardes que se esconden. Andoni no puede callarse; el silencio solo protege a los agresores. Tiene que pedir ayuda inmediatamente. El paso más difícil, pero necesario, es ir a hablar con el tutor o con el orientador, o contárselo a sus padres, y llevarles la carta como prueba. La escuela debe tomar cartas en el asunto. Es importante que Andoni sepa que la crueldad de otros no lo define, y que la mejor forma de superar esto es buscando apoyo en gente que sí valga la pena.
En cuanto a los chicos que hicieron esto, el instituto debe ser muy claro y rápido. No podemos dejar que un acto de manipulación tan dañino quede sin consecuencias. Una vez que se sepa quiénes fueron, tienen que recibir los castigos que estén en las normas del centro. Pero no basta solo con castigar. Es fundamental que estos chicos tengan que ir a sesiones con el orientador. Necesitan entender de verdad el daño emocional tan fuerte que han causado. El centro educativo tiene la obligación de enseñarles a tener empatía. Tienen que mandar un mensaje a todo el mundo: si usas el engaño para humillar a alguien, habrá consecuencias graves. Permitir esto es normalizar la maldad en el instituto, y eso no se puede tolerar.
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