Blog I Alicia

 En la última reunión de vecinos, nos vimos obligados a pagar 2500 euros para repintar la puerta de nuestro garaje en la que habían aparecido grafitis. Esta situación ya nos resulta familiar, pues el año pasado tuvimos que hacer exactamente lo mismo. A raíz de este suceso surgió un gran debate sobre los grafitis ¿Se considera una expresión artística que debemos tolerar, o es un simple acto que causa daño a nuestra propiedad?

La discusión sobre si el grafiti es una forma de arte o de vandalismo es constante. Personalmente, aprecio y defiendo el grafiti como arte, siempre y cuando se realice en los lugares adecuados y autorizados. Es una forma de expresión urbana que puede ser realmente hermosa y enriquecedora, sobre todo cuando se utiliza para promover mensajes positivos o simplemente la creatividad visual. Sin embargo, este aprecio termina cuando el graffiti se utiliza para invadir y dañar la propiedad privada, como ha ocurrido en la puerta de nuestro garaje, ya que el acto pierde todo valor artístico.

Estos grafitis ilegales son especialmente inaceptables cuando, además de dañar la propiedad, contienen mensajes de odio o discriminación; en ese momento, pierden toda justificación de "arte" para convertirse en un discurso peligroso que la comunidad debe rechazar. Es esencial conseguir un balance entre valorar la expresión artística y asegurar el respeto por la propiedad privada y la tranquilidad de todos los vecinos, porque el verdadero arte urbano no necesita causar daños.