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La verdad es que yo lo tengo bastante claro, y aunque suene mal me quedaría ese dinero. Sé que suena egoísta o incluso ilegal, pero es que creo que sería peor dejar que toda esa pasta acabe en manos de un partido político que va en contra de todo lo que considero justo. Eso sí, tampoco lo usaría para mí. Creo que si me encontrara en esa situación, una gran parte de ese dinero la donaría a asociaciones que ayuden a gente sin recursos, a mujeres maltratadas, a gente que lo esté pasando mal o incluso a proyectos medioambientales ya que el dinero ni es mio ni lo necesito más que los que acabo de nombrar. No sería justo tampoco que ese dinero acabe extendiendo odio cuando puede servir para hacer algo bueno.
Obviamente, no sería una decisión fácil. Tendría la sensación de estar haciendo algo que no me corresponde, porque al final era su dinero y su voluntad. Pero también pienso que hay decisiones que van más allá de lo legal: son decisiones morales. Y moralmente, me costaría muchísimo dejar que ese dinero se use para algo tan negativo. Además, tendría miedo, para qué mentir. ¿Y si esa mujer ya había hablado con el partido y saben que el dinero existe? ¿Y si vienen a buscarlo? Igual yo ya lo habría donado, y me meto en un lío enorme. Sería una responsabilidad muy grande, vivir con la duda de si algún día alguien tocará a mi puerta preguntando por esa herencia.
Aun así, creo que podría vivir más tranquilo sabiendo que ese dinero se usó para ayudar a los demás, que para financiar ideas que hacen daño. Es como cambiar el destino del dinero: de algo que iba a dividir, a algo que puede sumar. También es verdad que me generaría muchas preguntas. ¿Quién soy yo para decidir qué hacer con el dinero de otra persona? ¿Hasta qué punto puedo cambiar sus últimas voluntades? Pero al final, si pienso en el impacto que puede tener ese dinero, creo que haría lo correcto.
Me quedaría el dinero, sí, pero no para comprarme un coche o hacerme rico, sino para hacer el bien con él. Lo usaría para causas que de verdad lo necesiten, para ayudar a personas que no tienen oportunidades. Supongo que sería mi forma de compensar la “mala acción” de no cumplir su voluntad. Sería una decisión complicada, llena de dudas y miedos, pero también creo que, en el fondo, sería la más justa. A veces hay que elegir entre hacer lo legal y hacer lo correcto, y yo creo que, en este caso, haría lo correcto.
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