Blog 6 Marco
Me quedaría el dinero. No voy a mentir, me costaría mucho decidirlo. La señora Carmen era muy maja, una vecina que iluminaba los días con su sonrisa. Pero su última voluntad me dejó helado, quería que ese dinero fuera a un partido que defiende ideas con las que no estoy nada de acuerdo.
Cuando la vi caer en el rellano, mi instinto fue ayudarla, acompañarla al ascensor, pero nunca imaginé que se iría tan rápido. La bolsa quedó allí, pesada, llena de billetes, como si me estuviera probando. La decisión no fue fácil, podría haber llamado a la policía, entregar todo o cumplir formalmente la voluntad. Pero también pensé en mis propias deudas, en los días difíciles y en lo bien que me venía ese dinero.
Por ello me quedé con el dinero. Lo hice con culpa, pero se que era lo mejor. Cada vez que cuento el dinero, siento la presencia de Carmen, se que me mira desde algún lugar. Pero también sé que este dinero de no ser por mí, iría para algo éticamente malo. Lo usaré para vivir, para pagar lo que necesito, para intentar construir algo bueno con él.
No me sentiría orgulloso, no podría decir que actué bien. Pero al final soy humano, y a veces eso significa tomar decisiones imperfectas. Quedármelo fue sobrevivir, y al final, eso también cuenta.
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