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Hacer una pizza casera puede parecer complicado, pero con un poco de práctica se convierte en algo divertido y delicioso. Lo primero que necesitas es preparar la masa. Mezcla en un bol 500 gramos de harina, una cucharadita de sal, una de azúcar, una cucharada de aceite de oliva, 300 ml de agua tibia y un sobre de levadura seca. Amasa bien hasta que quede una textura elástica y homogénea.
Luego, deja reposar la masa durante al menos una hora, cubierta con un paño húmedo, para que doble su tamaño. Mientras tanto, puedes preparar la salsa de tomate mezclando tomate triturado, una pizca de sal, orégano, albahaca y un chorrito de aceite de oliva.
Cuando la masa haya crecido, estírala con un rodillo sobre una superficie enharinada. Dale la forma que más te guste: redonda, cuadrada o incluso individual. Colócala sobre una bandeja de horno con papel vegetal.
Después, extiende la salsa de tomate por encima y añade el queso mozzarella. A partir de ahí, puedes ser creativo con los ingredientes: jamón, champiñones, aceitunas, cebolla, pimiento o lo que prefieras.
Precalienta el horno a 220 ºC y hornea la pizza durante unos 15 minutos, o hasta que el borde esté dorado y el queso bien fundido.
Finalmente, sácala del horno con cuidado, corta las porciones y disfrútala caliente. Puedes añadir un poco de orégano o unas hojas de albahaca fresca antes de servirla.
Hacer pizza en casa no solo es más sano que comprarla, sino también una excelente forma de pasar un buen rato con amigos o familia.
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