Blog 3 sin la U

 Me encanta el plan de ir de tiendas a comprar ropa. Aparte de ser actividad; es escape, placer, aire. El simple andar entre baldas llenas de ropa, el roce de la tela, el reflejo en las baldas… todo me relaja. Al mirar estanterías repletas de prendas, mi vista se llena de detalles. Cada pieza revela algo distinto: líneas, colores... Cada prenda tiene diferente energía, aire especial, casi mágico.

El arte del vestir me ha atraído desde siempre. En cada prenda hallo el medio ideal para reflejar mi esencia. Vestir no es tarea mecánica. Es relato, mensaje, creación. Cada vez que elijo algo, siento que estoy reflejando como soy.

Comprar prendas es más que simple interés. Es algo cercano al arte. El tacto del tejido, el denim exacto, las chaquetas elegantes, las zapatillas que estilizan… cada pieza me da ese deleite especial. En ese espacio, entre perchas y reflejos, me siento tranquila, feliz y sin estrés ni prisa.

En mi mente, crear el estilo es arte libre. En el escaparate, ver una americana elegante me lleva a tantas escenas, como las cenas, salidas o eventos especiales. El jersey me hacer recordar tardes frías entre árboles; la camiseta ligera me recuerda paseos veraniegos entre calles llenas de vida. La experiencia entera enlaza estética y fantasía.

Nada se asemeja al placer de encontrar la prensa ideal. El denim estiliza, la cazadora da calor sin pesar, las zapatillas entregan agilidad. Cada detalle incide en mi sentir, en mi energía. El encaje de cada prenda en mí me serena, me eleva, me afirma.

Al llegar a casa, y sacar la ropa recién comprada, el sentimiento es casi el de recibir algo valioso. Extender cada pieza en la cama, apreciar cada línea, cada pliegue, cada color… me llena de alegría real. En ese instante, me veo ideando escenas, días, viajes en donde cada prenda brilla en mí.

En verdad, elegir prendas va más allá de un simple deseo. Es mi forma de reflejarme, de decir sin hablar. El estilo me libera, me eleva, me revela. Cada paseo entre tiendas se convierte en viaje esencial, en sendero que afirma quién soy, quién seré. Es algo que celebro, que valoro, que agradezco.