Blog 3 Sin la letra U (Luna)
Más tarde, pelé las zanahorias y las corté en tiras finas.
Tras eso, partí las manzanas en trocitos y la añadí al bol con las zanahorias.
Mientras tanto, exprimí algo de limón y lo vertí sobre la mezcla.
Más tarde, añadí algo de miel para dar sabor y removí todo con esmero.
Observé cómo los colores brillaban y me alegró ver el efecto.
Al momento, incorporé semillas de sésamo para dar mejor aspecto.
Y repartí la ensalada en tres platos medianos y los dejé sobre la mesa.
Mientras servía, sentí algo de aroma que llenaba la cocina.
Tras ordenar todo, limpié la tabla y las cosas que había empleado.
Me senté y empecé a comer despacio, apreciando cada bocado.
Mientras comía, pensé que este plato sería ideal para el verano.
Al final, miré otra receta para planear otra preparación más tarde.
Entonces recordé que podía añadir algo de rallado de limón para dar más aroma.
Más tarde, lo probé y noté el sabor fresco y ligero.
También, dejé dos hojas de menta encima para rematar.
Además, observé cómo los colores de la ensalada combinaban de forma armónica.
También, tomé fotos para recordar el plato de hoy.
Mientras tanto, reflexioné sobre cómo de fácil es hacer algo sano sin complicación.
Recogí los platos y recogí todo lo que sobró en el frigorífico.
Me sentí satisfecha por dedicar tiempo a cocinar algo delicioso y simple.
Finalmente, limpié la mesa y barrí el piso para dejar la cocina impecable.
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