Blog 4 Luna

 

Aprendí a hacer punto en una optativa en sexto de primaria. Al principio a algunos nos parecía un poco aburrido, pero la profe tenía mucha paciencia y explicaba todo despacio, así que poco a poco nos enganchamos. Lo primero que hacemos es elegir las agujas y la lana, al principio es mejor usar una lana gruesa para que se vea bien lo que haces. Lo siguiente es montar los puntos en la aguja, que es la base de cualquier tejido. Al principio mis dedos se enredaban y me costaba coordinarme, pero con práctica se va haciendo más fácil.

Cuando ya tienes los puntos montados, empiezas con el punto derecho. Hay que meter la aguja en el primer punto, pasar la lana por encima y sacar la aguja formando un nuevo punto. Se repite con cada punto hasta completar la fila, y luego se gira el tejido para empezar otra fila. Con cada fila la tela empieza a crecer y se nota cómo va tomando forma. Cuando ya controlas un poco, puedes probar el punto revés. Es parecido, solo que la lana va por delante en lugar de por detrás, este tipo de texturas es parecido a la de los jerseys que usamos en invierno. Alternando puntos derechos y revés salen tejidos con texturas distintas, más interesantes.

También aprendimos a cambiar de color uniendo un hilo nuevo y a corregir puntos que se escapaban, que al principio era un lío. Lo divertido es que, aunque al principio parecía complicado, poco a poco cada uno podía hacer algo que realmente se veía bien. Incluso aprendimos cosas prácticas, como coser una cremallera en un tejido; primero se marca, luego se sujeta con alfileres y se cose con cuidado. Con la práctica los movimientos se vuelven más y rápidos, me gustó tanto que le pedí a mi madre comprarme agujas para seguir cosiendo en mi casa.

Al final, hacer punto es divertido pero también hay que tener paciencia y constancia. Ver cómo de un simple hilo sale algo que puedes tocar y usar da mucha satisfacción.

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